AGMER participó este jueves del 3º Congreso Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados. En ese ámbito el sindicato docente mostró y compartió el trabajo que viene realizando en escuelas rurales de toda la provincia con el proyecto “Paren de fumigar las escuelas”. Este reclamo, desoído y minimizado, que comparten regiones de todo el país fue uno de los temas centrales abordados en el Congreso
El 3º Congreso Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados se lleva a cabo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), del 15 al 17 de octubre. En ese marco, se invitó a organizaciones y entidades que abordan la problemática a presentar sus experiencias y estudios, en una dinámica de trabajo que incluyó mesas de exposición de temas médicos y /o científicos, relatos de afectados de distintas provincias y de organizaciones en la resistencia.
AGMER concurrió al Congreso, donde este jueves 15 de octubre expuso su proyecto “Paren de Fumigar las Escuelas”, una experiencia que se lleva adelante desde el sindicato en conjunto con la Asamblea Ambiental de Concepción del Uruguay y que trabaja con las escuelas rurales que se encuentran linderas a áreas sembradas y, por lo tanto, frecuentemente fumigadas.
La delegación de AGMER que asistió a esta convocatoria estuvo integrada por las compañeras Tomasa Gómez, secretaria de Derechos Humanos y Mónica Amoz, del equipo de trabajo de la Secretaría. A cargo del proyecto Paren de Fumigar las Escuelas, que a través de la Escuela de Formación Pedagógica y Sindical de AGMER se lleva a las zonas rurales de toda la provincia, están las docentes rurales Elba Estévez (Concepción del Uruguay) y Mariela Leiva (Basvilbaso), junto a Jorge Bevacqua, de la Asamblea Ambiental de Concepción del Uruguay y Martín Toni, de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú. Ese equipo de trabajo presentó en el Congreso los alcances del proyecto en una mesa de trabajo que versó sobre “Escuelas fumigadas y agrotóxicos; y trabajadores rurales”.
En la misma mesa estuvo el entrerriano oriundo de Basavilbaso, Fabián Tomasi, trabajador de una empresa fumigadora aérea de Entre Ríos, quien padece un severo cuadro de cáncer. Con su propia vida como testimonio, este trabajador abrazó la militancia contra la fumigación y utilización de agrotóxicos, una lucha que –dijo en el panel- espera trasmitir a su hija y jóvenes de la zona rural entrerriana.
AGMER pudo mostrar el trabajo que viene realizando, con relevamientos sistemáticos para evaluar el impacto de las fumigaciones en zonas de escuelas rurales, y acciones concretas para evitarlas, una tarea que se logra con el involucramiento de cada comunidad educativa, incluyendo a docentes, alumnos y familias en la misma lucha.
De la misma manera, se conocieron experiencias que en el mismo sentido se están llevando adelante en distintas regiones del país, con problemáticas similares.
Ése fue precisamente uno de los objetivos centrales del Congreso Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados: “intercambiar experiencias y conocimientos adquiridos, de manera de poder ser más eficaces en la defensa de la salud de nuestras poblaciones y escuchar colectivamente el relato de los afectados de nuestra Patria”, señala el documento del Congreso.
“El reclamo de los pobladores de los pueblos fumigados del interior de la Argentina crece y se multiplica, así como la cantidad inexplicable de enfermos y muertos por enfermedades terribles. (…) Este 3º Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados también busca visibilizar esta situación y llevar este reclamo, desoído y minimizado, a la opinión pública nacional y a la campaña electoral presidencial”.
“El reclamo de los pobladores de los pueblos fumigados del interior de la Argentina crece y se multiplica, así como la cantidad inexplicable de enfermos y muertos por enfermedades terribles. (…) Este 3º Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados también busca visibilizar esta situación y llevar este reclamo, desoído y minimizado, a la opinión pública nacional y a la campaña electoral presidencial”.
El relato de la Escuela 44 República Argentina
Mariela Leiva, que además de integrar el proyecto Paren de Fumigar, es directora de la escuela 44 República Argentina del departamento Uruguay, contó que el colegio “fue fumigado en diciembre de 2014, y no fuimos avisados ni había ningún especialista supervisando”.
“Estábamos en pleno desarrollo de clase y de pronto escuchamos el ruido del avión, salgo y el olor era muy fuerte, llamo a la policía, y en el transcurso de 10 minutos había una nena vomitando y otros chicos tirados sobre los bancos con mareos, dolor de cabeza, ardor en los ojos”, recordó esta directora y maestra a cargo de niñas y niños de nivel inicial y primaria.
“A casi un año -añadió- no sabemos si tenemos agroquímicos en sangre; la causa se judicializó, se hizo la denuncia, nos extrajeron sangre que se envió al laboratorio de Criminalística de Entre Ríos y la respuesta fue que no tienen los medios necesarios para determinar si tenemos agroquímicos en sangre o no”.
Asimismo, contó que “las fumigaciones son moneda corriente, la escuela está inserta en los cultivos que están a 5 o 6 metros”, y agregó que en su zona hay 13 escuelas “y casi todas están expuestas”.
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