5 de Enero 2010-2016
Parece como que fue ayer, a esta hora con el recordado amigo Dario Figo Herlein, el Ruso Forneron, llevábamos una transmisión en vivo desde la Plaza donde frente al Palacio Municipal se esperaba la llegada de los Reyes Magos.
Una multitud de chicos y grandes disfrutaban del espectáculo, pero el calor reinante una lluvia de electricidad que cada ves se veía mas cerca hacia temer tal vez una fuerte tormenta y lluvias, pero jamas lo que luego ocurrió.
El reloj marcaba muy cerca la hora cero, cuando un viento fuerte comenzó a dispersar la multitud, y fue en un abrir y cerrar de ojos, que la gente buscaba donde refugiarse, un lugar donde poder esperar y rezar para que pasara rápido.
Un colectivo trasladaba los chicos al Barrio Cementerio, afortunadamente sin consecuencias pese a la cola de tornado que cruzo la ciudad.
Aun me parece escuchar a esos padres que buscaban sus hijos, algunos con linternas en sus manos recorrían, los distintos lugares alrededor de la plaza donde todos esperaban que terminara lo que jamas nadie hubiese pensado.
Sin luz, sin teléfono, sin señal de cable, el caos era mayor, pero la tranquilidad la daban los policías que no reportaban ningún lesionado, trataban de ubicar a las personas extraviadas sin generar pánico.
Cuando pasaron algunos minutos y la situación fue entrando en calma, comenzaban a llegar las sorpresas, y como anécdota, muchos decíamos, una desgracia con suerte, por que la antena de Telecom, ubicada en pleno centro, había girado como un trompo y solo había causado años materiales, la peor parte se la llevo el garaje del Sr. Hugo Coarsa, chapas volando y aterrizando contra paredes, otra flameaban como banderas en algunos arboles, el Club Atlético había sufrido daños muy importantes, el legendario Pino ubicado en la patio interno del Municipio había caído por completo, arboles por todas partes y un panorama desolador eran las primeras imágenes de un seis de enero del año dos mil diez.
Los que fuimos testigos en vivo y en directo jamas nos vamos a olvidar, de lo que vimos y escuchamos aquella noche donde en pocos minutos una cola de tornado hizo desastre, donde esos minutos se convirtieron en los mas largos, donde entre tanto desastre material, Dios puso su mano sobre cada uno de los Talenses que andaban en la calle para cubrirlos y felizmente poder decir nadie sufrió ni un rasguño.
Pasaron seis años...Por Ivan Rodriguez
Una multitud de chicos y grandes disfrutaban del espectáculo, pero el calor reinante una lluvia de electricidad que cada ves se veía mas cerca hacia temer tal vez una fuerte tormenta y lluvias, pero jamas lo que luego ocurrió.
El reloj marcaba muy cerca la hora cero, cuando un viento fuerte comenzó a dispersar la multitud, y fue en un abrir y cerrar de ojos, que la gente buscaba donde refugiarse, un lugar donde poder esperar y rezar para que pasara rápido.
Un colectivo trasladaba los chicos al Barrio Cementerio, afortunadamente sin consecuencias pese a la cola de tornado que cruzo la ciudad.
Aun me parece escuchar a esos padres que buscaban sus hijos, algunos con linternas en sus manos recorrían, los distintos lugares alrededor de la plaza donde todos esperaban que terminara lo que jamas nadie hubiese pensado.
Sin luz, sin teléfono, sin señal de cable, el caos era mayor, pero la tranquilidad la daban los policías que no reportaban ningún lesionado, trataban de ubicar a las personas extraviadas sin generar pánico.
Cuando pasaron algunos minutos y la situación fue entrando en calma, comenzaban a llegar las sorpresas, y como anécdota, muchos decíamos, una desgracia con suerte, por que la antena de Telecom, ubicada en pleno centro, había girado como un trompo y solo había causado años materiales, la peor parte se la llevo el garaje del Sr. Hugo Coarsa, chapas volando y aterrizando contra paredes, otra flameaban como banderas en algunos arboles, el Club Atlético había sufrido daños muy importantes, el legendario Pino ubicado en la patio interno del Municipio había caído por completo, arboles por todas partes y un panorama desolador eran las primeras imágenes de un seis de enero del año dos mil diez.
Los que fuimos testigos en vivo y en directo jamas nos vamos a olvidar, de lo que vimos y escuchamos aquella noche donde en pocos minutos una cola de tornado hizo desastre, donde esos minutos se convirtieron en los mas largos, donde entre tanto desastre material, Dios puso su mano sobre cada uno de los Talenses que andaban en la calle para cubrirlos y felizmente poder decir nadie sufrió ni un rasguño.
Pasaron seis años...Por Ivan Rodriguez
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