Juan Pablo Aguilera quedó al frente de la Casa de Entre Ríos, considerada una estratégica base de operaciones al servicio de la campaña presidencial del gobernador en la Ciudad de Buenos Aires.
El gobernador entrerriano, Sergio Uribarri, designó a su cuñado como Director al frente de la Casa de Entre Ríos, que es la representación oficial de la provincia en la Capital Federal.
El lugar estaba vacante desde que la anterior Directora, Carolina Gaillard, asumiera como diputada nacional y es un lugar clave para llevar adelante trámites inherentes al desarrollo de la provincia.
La designación llega en momentos en que Urribarri profundiza sus acciones de campaña, lo que lleva a suponer que la Casa de Entre Ríos servirá de " búnker" de operaciones.
No es el primer cargo que ocupa Juan Pablo Aguilera, el hermano de la esposa del gobernador Urribarri. Anteriormente fue “Coordinador Legislativo”, un puesto creado para él.
Comentarios off the record de algunos viejos empleados de “la casa” asignan al desembarco de Aguilera el propósito de transformarla en el “bunker” de la campaña nacional de Urribarri presidente, brindando espacio para que desempeñen sus tareas una treintena de personas.
Aguilera siempre estuvo cerca de Sergio Urribarri desde que este asumió como gobernador, y junto a su sobrino, Mauro Urribarri, forma parte del equipo de la campaña, cuya agenda estará ahora en manos de las legisladoras nacionales Sigrid Kunath y Carolina Galliard.
El cuñado del gobernador Urribarri fue relacionado no hace mucho tiempo con el meteórico crecimiento de una empresa dedicada a la confección de gigantografías que inundaron los frentes de edificios públicos durante el año del bicentenario y que luego se hicieron habituales en la conmemoración de otras fechas.
Nunca se supo, a pesar de un pedido de informes realizado por el radicalismo entrerriano, cómo contrataba el gobierno esas gigantografías, ni cuánto se pagaba por ellas. Mucho menos a quiénes, aunque todos lo sospechaban, ante el crecimiento tan evidente de esa empresa ubicada en un boulevard muy conocido de Paraná.
Durante las campañas electorales de los años 2011 y 2013, esas gigantografías volvieron a repetirse. Claro que las del 2013 eran mucho más grandes y caras, con la misión de promocionar “el sueño entrerriano”.
El gobernador entrerriano, Sergio Uribarri, designó a su cuñado como Director al frente de la Casa de Entre Ríos, que es la representación oficial de la provincia en la Capital Federal.
El lugar estaba vacante desde que la anterior Directora, Carolina Gaillard, asumiera como diputada nacional y es un lugar clave para llevar adelante trámites inherentes al desarrollo de la provincia.
La designación llega en momentos en que Urribarri profundiza sus acciones de campaña, lo que lleva a suponer que la Casa de Entre Ríos servirá de " búnker" de operaciones.
No es el primer cargo que ocupa Juan Pablo Aguilera, el hermano de la esposa del gobernador Urribarri. Anteriormente fue “Coordinador Legislativo”, un puesto creado para él.
Comentarios off the record de algunos viejos empleados de “la casa” asignan al desembarco de Aguilera el propósito de transformarla en el “bunker” de la campaña nacional de Urribarri presidente, brindando espacio para que desempeñen sus tareas una treintena de personas.
Aguilera siempre estuvo cerca de Sergio Urribarri desde que este asumió como gobernador, y junto a su sobrino, Mauro Urribarri, forma parte del equipo de la campaña, cuya agenda estará ahora en manos de las legisladoras nacionales Sigrid Kunath y Carolina Galliard.
El cuñado del gobernador Urribarri fue relacionado no hace mucho tiempo con el meteórico crecimiento de una empresa dedicada a la confección de gigantografías que inundaron los frentes de edificios públicos durante el año del bicentenario y que luego se hicieron habituales en la conmemoración de otras fechas.
Nunca se supo, a pesar de un pedido de informes realizado por el radicalismo entrerriano, cómo contrataba el gobierno esas gigantografías, ni cuánto se pagaba por ellas. Mucho menos a quiénes, aunque todos lo sospechaban, ante el crecimiento tan evidente de esa empresa ubicada en un boulevard muy conocido de Paraná.
Durante las campañas electorales de los años 2011 y 2013, esas gigantografías volvieron a repetirse. Claro que las del 2013 eran mucho más grandes y caras, con la misión de promocionar “el sueño entrerriano”.
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