Gustavo Rivollier y Oscar Bargas, integrantes de la Asamblea Ambiental, denunciaron los problemas que tuvo la planta de UPM los últimos días de febrero y que provocó el volcado al aire de gran cantidad de dióxido de azufre, parte del mismo arrojado a Gualeguaychú días pasados.
En declaraciones Rivollier dijo que “a partir del 27 empezó estar fuera de línea aunque días previos ya había inconvenientes”. Cuando se alcanzó a medir en Gualeguaychú a través del aire el día 28 “estaba en el doble, no se en intensidad pero sí en períodos de tiempo sumamente extensos”.
En base a lo que dicen los técnicos, “estuvo emitiendo desde las 0 del 26 hasta el fin de la mañana del 28 que fue el incidente más importante que se vivió y se sintió en Gualeguaychú; el cálculo que hace es que tiraron 3059 kilogramos de dióxido de azufre donde está el material particulado, el sulfhídrico y otros elementos, todo mezclado”.
Bargas dijo que “todo eso cae sobre los seres vivos que están alrededor de la planta. Nosotros los humanos, los animales y las pasturas que después comen las vacas, abejas, etc. Todo el ciclo biológico está siendo víctima de esta polución por lo que es un disparate que durante tantos días haya estado descontrolada. Es decir, lo que nosotros percibimos fue el olor pero hay otro montón de cosas que cuando sopla el viento de aquel lado el micro particulado se alojan en nuestras vías respiratorias”.
En Finlandia esto se controla. “Cómo el primer mundo nos quiere vender que trajeron la mejor planta y resulta que se va a la banquina a cada rato. El micro particulado tiene severísimas multas en Finlandia, sin embargo hacen oído sordo a lo que sucede en nuestro río Uruguay”.
Los asambleístas indicaron que dichas sustancias se aloja en la vista, piel y cuero cabelludo. Son como la milésima parte de una cabeza de un alfiler”.
Bargas sostuvo que “atrás del olor vino todo eso. Estamos hablando de casi 10 mil kilos que nos tiraron sobre Gualeguaychú, esto surge de los números que da la estación que está ahí a tiempo real, algo público en Uruguay”.
A la Asamblea se le plantea el desafío de conseguir la información. Frente a esto, coincidieron en que Botnia “pesa mucho en el Uruguay, la empresa es un gobierno dentro del gobierno y que tiene un peso predominante. Es el poder real y económico”.
Rivollier sostuvo que el lenguaje de ellos “es el dinero y no importa cómo se hace. Esta complicidad es porque para Uruguay es una razón política que esta planta esté instalada ahí. Cómo puede ser que la garrafa de gas pague el IVA y Botnia no pague ninguna moneda con el semejante dinero que mueve”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario