"El Papa nos desafía. Nos implora a darnos a la gente, a las familias, a los pobres. Nos invita a detenernos y a reflexionar sobre la dignidad del hombre. Llego a Roma para escucharlo", dijo el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en una entrevista con el diario italiano Il Corriere della Sera. Además, el líder demócrata aseveró que el pensamiento de Francisco es "precioso" para "comprender cómo podemos vivir los retos contra la pobreza extrema y para limitar la desigualdad".
"El pontífice expone ante nuestros ojos el riesgo de habituarnos a las desigualdades extremas hasta el punto de aceptarlas como algo normal", agregó Obama durante la entrevista, concedida esta semana en Bruselas, durante la gira que el mandatario realiza por Europa.
Los encuentros de hoy de Obama con Francisco y autoridades de Italia tienen a la Ciudad Eterna casi paralizada por el imponente despliegue de seguridad. Al desconcierto de los turistas y el enfado de los romanos se sumaron ayer algunos carteles en contra de la visita del presidente estadounidense, con la leyenda "Roma está con Putin. Obama huésped indeseable", firmados por grupos de extrema derecha como el Movimiento Social Europeo.
Existe incertidumbre también por saber qué destino tendrán las anunciadas protestas de grupos de inmigrantes latinoamericanos que residen en Estados Unidos, quienes le pidieron ayer al Papa que interceda ante Obama para detener las deportaciones y que se pronuncie a favor de la reforma migratoria en ese país.
El avión presidencial estadounidense Air Force One aterrizó ayer en el aeropuerto de Fiumicino a las 21.20 (las 17.20 de Argentina), proveniente de Bruselas, donde Obama participó ayer de una cumbre Estados Unidos-Unión Europea (UE).
Para la llegada del avión, se cerró el tráfico aéreo en Italia durante media hora, y la misma medida se adoptará en algunos intervalos de tiempo hoy y durante su partida el viernes por la mañana, indicaron medios romanos.
A su arribo, Obama fue recibido por el embajador de Estados Unidos en Roma, John Phillips, y su colega ante la Santa Sede, Kenneth F. Hackett, informó la agencia de noticias EFE.
Tras los saludos, Obama -acompañado por una nutrida delegación y con una escolta compuesta de 26 vehículos blindados y ocho motocicletas- emprendió viaje hacia la Villa Taverna, en el barrio romano de Parioli, residencia del embajador de Estados Unidos.
Durante la estancia de Obama en la capital romana, 36 horas aproximadamente, el vecindario permanecerá blindado por más de 1.000 agentes, entre fuerzas especiales italianas y vehículos acorazados estadounidenses, según los medios.
Además, 200 agentes de los servicios secretos de la Casa Blanca acompañarán en todo momento al mandatario.
Luego de verse con el papa Francisco en el Vaticano, Obama tiene previsto reunirse también hoy con el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, y con el primer ministro del país, Matteo Renzi.
Por la tarde, hará turismo por la ciudad y visitará el emblemático Coliseo, que permanecerá cerrado al resto del público durante toda la jornada, lo que también genera malestar.
En cuanto al encuentro con el Jorge Bergoglio, se espera que ambos líderes hablen de la paz y de la lucha contra la pobreza, y hagan un repaso de los conflictos en Ucrania y Siria, según informaron medios italianos.
Como informó la Radio Vaticana, el pontífice aseguró ayer a un grupo de religiosos centroafricanos que hablará con Obama sobre el violento conflicto entre cristianos y musulmanes que sufre la República Centroafricana.
En la Santa Sede, el presidente estadounidense se entrevistará también con el secretario de Estado vaticano y mano derecha de Francisco, Pietro Parolín.
Desde Washington se comunicó el entusiasmo del mandatario norteamericano por conocer a un pontífice que "conquistó la atención del mundo con su ministerio en favor de los pobres y marginados y su énfasis para dar dignidad a todas las personas", según dijo a los medios italianos la portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, Caitlin Hayden.
"El Presidente espera con entusiasmo el momento de debatir con el Papa sobre los desafíos globales, como la falta de movilidad económica y de oportunidades", dijo la portavoz y agregó que el mandatario "le agradecerá sus llamamientos por la paz y el respeto de la dignidad humana".
"El pontífice expone ante nuestros ojos el riesgo de habituarnos a las desigualdades extremas hasta el punto de aceptarlas como algo normal", agregó Obama durante la entrevista, concedida esta semana en Bruselas, durante la gira que el mandatario realiza por Europa.
Los encuentros de hoy de Obama con Francisco y autoridades de Italia tienen a la Ciudad Eterna casi paralizada por el imponente despliegue de seguridad. Al desconcierto de los turistas y el enfado de los romanos se sumaron ayer algunos carteles en contra de la visita del presidente estadounidense, con la leyenda "Roma está con Putin. Obama huésped indeseable", firmados por grupos de extrema derecha como el Movimiento Social Europeo.
Existe incertidumbre también por saber qué destino tendrán las anunciadas protestas de grupos de inmigrantes latinoamericanos que residen en Estados Unidos, quienes le pidieron ayer al Papa que interceda ante Obama para detener las deportaciones y que se pronuncie a favor de la reforma migratoria en ese país.
El avión presidencial estadounidense Air Force One aterrizó ayer en el aeropuerto de Fiumicino a las 21.20 (las 17.20 de Argentina), proveniente de Bruselas, donde Obama participó ayer de una cumbre Estados Unidos-Unión Europea (UE).
Para la llegada del avión, se cerró el tráfico aéreo en Italia durante media hora, y la misma medida se adoptará en algunos intervalos de tiempo hoy y durante su partida el viernes por la mañana, indicaron medios romanos.
A su arribo, Obama fue recibido por el embajador de Estados Unidos en Roma, John Phillips, y su colega ante la Santa Sede, Kenneth F. Hackett, informó la agencia de noticias EFE.
Tras los saludos, Obama -acompañado por una nutrida delegación y con una escolta compuesta de 26 vehículos blindados y ocho motocicletas- emprendió viaje hacia la Villa Taverna, en el barrio romano de Parioli, residencia del embajador de Estados Unidos.
Durante la estancia de Obama en la capital romana, 36 horas aproximadamente, el vecindario permanecerá blindado por más de 1.000 agentes, entre fuerzas especiales italianas y vehículos acorazados estadounidenses, según los medios.
Además, 200 agentes de los servicios secretos de la Casa Blanca acompañarán en todo momento al mandatario.
Luego de verse con el papa Francisco en el Vaticano, Obama tiene previsto reunirse también hoy con el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, y con el primer ministro del país, Matteo Renzi.
Por la tarde, hará turismo por la ciudad y visitará el emblemático Coliseo, que permanecerá cerrado al resto del público durante toda la jornada, lo que también genera malestar.
En cuanto al encuentro con el Jorge Bergoglio, se espera que ambos líderes hablen de la paz y de la lucha contra la pobreza, y hagan un repaso de los conflictos en Ucrania y Siria, según informaron medios italianos.
Como informó la Radio Vaticana, el pontífice aseguró ayer a un grupo de religiosos centroafricanos que hablará con Obama sobre el violento conflicto entre cristianos y musulmanes que sufre la República Centroafricana.
En la Santa Sede, el presidente estadounidense se entrevistará también con el secretario de Estado vaticano y mano derecha de Francisco, Pietro Parolín.
Desde Washington se comunicó el entusiasmo del mandatario norteamericano por conocer a un pontífice que "conquistó la atención del mundo con su ministerio en favor de los pobres y marginados y su énfasis para dar dignidad a todas las personas", según dijo a los medios italianos la portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, Caitlin Hayden.
"El Presidente espera con entusiasmo el momento de debatir con el Papa sobre los desafíos globales, como la falta de movilidad económica y de oportunidades", dijo la portavoz y agregó que el mandatario "le agradecerá sus llamamientos por la paz y el respeto de la dignidad humana".
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