Francisco y Benedicto XVI oficiaron juntos la ceremonia de canonización en la celebración de los cuatro papas en la Plaza San Pedro.
El papa Francisco proclamó este domingo la santidad de sus predecesores Juan Pablo II yJuan XXIII, en una ceremonia histórica que es seguida por un millón de fieles que desbordaron la plaza San Pedro y sus alrededores.
En el inicio de la canonización, el argentino saludó al papa emérito Benedicto XVI, cuya presencia en la Santa Sede le brindó a la liturgia el titulo de "el día de los 4 papas": dos pontífices vivos convierten en santos a dos papas fallecidos.
La ceremonia se inició con las peticiones del prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, para que se inscriba a quienes eran beatos, Juan Pablo II y Juan XXIII, en el libro de los Santos.
Francisco luego leyó la oración en la que declaró como santos a sus predecesores "con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y los santos apóstoles Pedro y Pablo".
Después se llevó hasta el altar el relicario de Juan XXIII, un pedazo de piel desprendido durante su exhumación, trasladado por familiares; y el Juan Pablo II, una ampolla de sangre llevada, entre otras personas, por Floribeth Mora, una mujer de Costa Rica que fue sanada de un aneurisma cerebral a través de la intervención del difunto Papa.
"En estos dos hombres vivía una esperanza junto a la alegría gloriosa", señaló Francisco y destacó que sus predecesores "tuvieron el coraje de tocar y ver las llagas de Jesús".
"Ellos colaboraron con el Espíritu Santo para actualizar la Iglesia según su fisonomía originaria", manifestó.
"No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia", completó.
Jorge Begoglio resaltó que San Juan XXIII, pontífice entre 1958 y 1963, "fue una guía, un pastor para la Iglesia".
De San Juan Pablo II, al frente de la Iglesia Católica entre 1978 y 2005, indicó que "fue un papa para la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el cielo, ciertamente acompaña y sostiene".
Las imágenes de los santos son las mismas que se utilizaron para su beatificación y los días asignados para su veneración son el 11 de octubre para Juan XXIII y 22 de octubre para Juan Pablo II.
La liturgia duró aproximadamente dos horas y concluyó con el Regina Caeli, oración tradicional de las Pascuas.
Los organizadores estimaron que un millón de fieles y peregrinos siguieron de cerca la canonización, casi un cuarto de ellos en la Plaza San Pedro y el resto en algunas de las 19 pantallas gigantes dispuestas en puntos centrales de Roma como los Foros Imperiales, la plaza del Popolo y la Basílica de Santa María la Mayor.
El cielo encapotado no amendrentó la Fe de los seguidores de la Iglesia Católica que, durante la ceremonia, recibieron la comunión por parte de más de mil curas.
En el Vaticano también hubo 93 delegaciones oficiales, como la Argentina, encabezada por el canciller Héctor Timerman, además de 24 jefes de Estado.
El papa Francisco proclamó este domingo la santidad de sus predecesores Juan Pablo II yJuan XXIII, en una ceremonia histórica que es seguida por un millón de fieles que desbordaron la plaza San Pedro y sus alrededores.
En el inicio de la canonización, el argentino saludó al papa emérito Benedicto XVI, cuya presencia en la Santa Sede le brindó a la liturgia el titulo de "el día de los 4 papas": dos pontífices vivos convierten en santos a dos papas fallecidos.
La ceremonia se inició con las peticiones del prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, para que se inscriba a quienes eran beatos, Juan Pablo II y Juan XXIII, en el libro de los Santos.
Francisco luego leyó la oración en la que declaró como santos a sus predecesores "con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y los santos apóstoles Pedro y Pablo".
Después se llevó hasta el altar el relicario de Juan XXIII, un pedazo de piel desprendido durante su exhumación, trasladado por familiares; y el Juan Pablo II, una ampolla de sangre llevada, entre otras personas, por Floribeth Mora, una mujer de Costa Rica que fue sanada de un aneurisma cerebral a través de la intervención del difunto Papa.
"En estos dos hombres vivía una esperanza junto a la alegría gloriosa", señaló Francisco y destacó que sus predecesores "tuvieron el coraje de tocar y ver las llagas de Jesús".
"Ellos colaboraron con el Espíritu Santo para actualizar la Iglesia según su fisonomía originaria", manifestó.
"No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia", completó.
Jorge Begoglio resaltó que San Juan XXIII, pontífice entre 1958 y 1963, "fue una guía, un pastor para la Iglesia".
De San Juan Pablo II, al frente de la Iglesia Católica entre 1978 y 2005, indicó que "fue un papa para la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el cielo, ciertamente acompaña y sostiene".
Las imágenes de los santos son las mismas que se utilizaron para su beatificación y los días asignados para su veneración son el 11 de octubre para Juan XXIII y 22 de octubre para Juan Pablo II.
La liturgia duró aproximadamente dos horas y concluyó con el Regina Caeli, oración tradicional de las Pascuas.
Los organizadores estimaron que un millón de fieles y peregrinos siguieron de cerca la canonización, casi un cuarto de ellos en la Plaza San Pedro y el resto en algunas de las 19 pantallas gigantes dispuestas en puntos centrales de Roma como los Foros Imperiales, la plaza del Popolo y la Basílica de Santa María la Mayor.
El cielo encapotado no amendrentó la Fe de los seguidores de la Iglesia Católica que, durante la ceremonia, recibieron la comunión por parte de más de mil curas.
En el Vaticano también hubo 93 delegaciones oficiales, como la Argentina, encabezada por el canciller Héctor Timerman, además de 24 jefes de Estado.
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