La edición 2014 de la Fiesta de Disfraces no se hará en Paraná: la ciudad perdió una fiesta emblemática que, ahora y con ayuda del Gobierno provincial, se traslada a la vecina Colonia Avellaneda.
La fiesta más convocante de la ciudad, que arrancó como una fiesta de amigos y que, con los años, se transformó en un gran negocio, tuvo su edición despedida de Paraná en agosto de 2013.
A principios del año último ya había empezado a rumorearse de la posibilidad de que sea reubicado por cuanto el predio de Don Bosco y Avenida Circunvalación debía ser entregado –era alquilado–, pero entonces se habló de reubicarla en un terreno próximo al Acceso Norte a Paraná.
Pero hoy el ministro de Cultura, Pedro Ángel Baez, anunció que se hará en Colonia Avellaneda. La decisión se adoptó después de que los organizadores plantearán ante autoridades del Gobierno provincial la necesidad de relocalizar la Fiesta de Disfraces.
Según informó hoy la radio oficial LT14, el ministro de Cultura fue quien avanzó en las gestiones que permitieron definir un nuevo lugar. La semana pasada, en una reunión con el intendente de Colonia Avellaneda, Edgardo Dellizzotti, comenzó el trabajo organizativo y logístico.
“Estamos dando una solución a los organizadores, que veían limitado su crecimiento en razón de que todos los espacios les han ido quedando chicos. A la vez, es una oportunidad fenomenal y un lindo desafío para Colonia Avellaneda, ya que esto constituye una palanca de desarrollo y de vida para todo el pueblo, que va a estar en el foco del país por este evento que se viene consolidando como uno de los más importantes de la provincia”, declaró el ministro Baez.
La Fiesta de Disfraces es un negocio y un fenómeno de masas que, durante todo un día, transformaba la fisonomía de la ciudad, y atraía multitudes, generando un monumental movimiento económico. En las últimas ediciones se habló de una cifra récord de 40 mil personas.
Y todo arrancó de modo artesanal, en 1999. Un festejo de cumpleaños por seis un solo día: Ioy, Jota, Nacho, Julián, Rulo y Marote decidieron poner 50 pesos cada uno, comprar algunos cajones de cerveza y hacer una fiesta en el Club Ciclista.
De movida la convocatoria resultó un éxito y ya quedó establecido que se repetiría al año siguiente y todos los años que fuera posible. Sin embargo, en su segunda edición la fiesta estuvo al borde del naufragio: el lugar que se había conseguido, a través del padre de uno de los interesados, era el Círculo Católico Obrero, pero una vez que el comedido supo que no se trataba de una fiestita de 30, sino de un baile de disfraces para más de 100, rápidamente quitó la reserva y la fiesta quedó en ascuas. A último momento se consiguió un salón en calle Santa Fe, donde fueron más de un centenar de invitados y hasta un gaucho que entró pisando fuerte con su caballo.
La tercera edición ya tuvo algo más de producción y la sede fue el salón de Fatsa, atrás del Seminario, cerca del actual predio. La entidad, el gremio que agrupa a los empleados de la sanidad, facilitó el lugar sin conocer muy bien de qué se trataba el asunto.
Cuando resolvieron alquilar un salón del Puerto Nuevo, en 2002, la cosa ya trascendía la celebración de los seis cumpleaños y fue la primera vez que se cobró entrada: dos Federales con una consumición. A partir de entonces no paró de crecer: llenaron Excándalo, al año siguiente y tras algunas dudas avanzaron hacia la Rural donde definitivamente terminó por resultar un buen negocio para los 22 integrantes de La Banda del Palo, la sociedad comercial que ahora regentea la Fiesta de Disfraces.
En la Rural la fiesta ya cobró dimensiones extraordinarias y se convirtió en suceso.
En 2009, la Fiesta de Disfraces se trasladó al amplio predio de Don Bosco y Circunvalación y allí adquirió la dimensión que ahora tiene. Allí se quedó, hasta que, este año, se va de la ciudad, y se instala en Colonia Avellaneda, a 15 kilómetros de la capital provincial. Fuente: Entre Ríos Ahora.
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