Cuando Atlético Uruguay se clasificó para jugar el Nacional la prensa porteña se asombraba porque la mayoría de sus jugadores trabajaba. Carniceros, empleados municipales y varios rubros más marcaban que el Decano era un equipo totalmente amateur contra el ya importante profesionalismo del fútbol nacional. Pero esto también se veía reflejado en la cancha donde no había equivalencias.
Este recuerdo viene a cuento de lo que acontece en el súper profesionalizado Turismo Carretera de estos días donde cada equipo cuenta con un buen número de mecánicos, jefe de equipo, ingeniero, chasista y los pilotos sólo se acercan al auto para probar, clasificar o correr. El resto del tiempo lo pasan en sus cómodos motorhome contrastando nítidamente con lo que hacen los hermanos Próspero y Nicolás Bonelli quienes se suman a sus pocos mecánicos sin miedo a engrasarse arreglando sus autos. De paso se dan un tiempo para saludar a los que se acercan a su box.
Pero no sólo hacen eso: pegan los calcos de las publicidades, tienen que ir a conversar con cada uno de sus sponsors y ayer, apenas llegados de Viedma estaban esperando por el camión para comenzar a trabajar en sus autos pensando en la próxima fecha..
Pero parece que todo esto no se veía, que le faltaba algo para que lo suyo sea nacional. Y eso ocurrió en Viedma donde una vez más la fortuna le jugó una mala pasada al Nico (dónde estará escondido el elefante?) cuando estaba a punto de ganar su primera serie la caja de cambios se le trabó y, trompo mediante ya que era imposible doblar en 6ª en una curva de primera, debió llegar con el envión y como eso no alcanzaba terminó empujando su auto. Está claro que estas cosas ya no se entienden y reglamentariamente fue excluído de la serie.
El último dato que emocionan de los hermanos Bonelli lo dio el Pope cuando fue entrevistado por la tele para ver qué le había pasado a su hermano. No pudo ocultar su bronca, emoción y las lágrimas le brotaron al mayor de los hermanos por un triunfo que se escapó y pensando en todo lo que se lucha por ello.
La final trajo un poco de alivio pero queda claro que para los uruguayenses y para todos aquellos que añoran el automovilismo sin tanto profesionalismo: Pope y Nico fueron los grandes ganadores de Viedma.Por Aníbal Bonvín
Este recuerdo viene a cuento de lo que acontece en el súper profesionalizado Turismo Carretera de estos días donde cada equipo cuenta con un buen número de mecánicos, jefe de equipo, ingeniero, chasista y los pilotos sólo se acercan al auto para probar, clasificar o correr. El resto del tiempo lo pasan en sus cómodos motorhome contrastando nítidamente con lo que hacen los hermanos Próspero y Nicolás Bonelli quienes se suman a sus pocos mecánicos sin miedo a engrasarse arreglando sus autos. De paso se dan un tiempo para saludar a los que se acercan a su box.
Pero no sólo hacen eso: pegan los calcos de las publicidades, tienen que ir a conversar con cada uno de sus sponsors y ayer, apenas llegados de Viedma estaban esperando por el camión para comenzar a trabajar en sus autos pensando en la próxima fecha..
Pero parece que todo esto no se veía, que le faltaba algo para que lo suyo sea nacional. Y eso ocurrió en Viedma donde una vez más la fortuna le jugó una mala pasada al Nico (dónde estará escondido el elefante?) cuando estaba a punto de ganar su primera serie la caja de cambios se le trabó y, trompo mediante ya que era imposible doblar en 6ª en una curva de primera, debió llegar con el envión y como eso no alcanzaba terminó empujando su auto. Está claro que estas cosas ya no se entienden y reglamentariamente fue excluído de la serie.
El último dato que emocionan de los hermanos Bonelli lo dio el Pope cuando fue entrevistado por la tele para ver qué le había pasado a su hermano. No pudo ocultar su bronca, emoción y las lágrimas le brotaron al mayor de los hermanos por un triunfo que se escapó y pensando en todo lo que se lucha por ello.
La final trajo un poco de alivio pero queda claro que para los uruguayenses y para todos aquellos que añoran el automovilismo sin tanto profesionalismo: Pope y Nico fueron los grandes ganadores de Viedma.Por Aníbal Bonvín
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