miércoles, 18 de febrero de 2015

Una multitud participó del #18F

Bajo la lluvia decenas de miles de personas participaron de la denominada "marcha del silencio" en homenaje a Alberto Nisman, el Fiscal fallecido hace un mes en extrañas circunstancias. Convocada por un grupo de Fiscales, la multitudinaria manifestación contó con la presencia de los familiares de Nisman, líderes de asociaciones judías y varios referentes del arco opositor.

Al frente de la marcha, los Fiscales Guillermo Marijuan, Carlos Stornelli, José María Campagnoli, Ricardo Sáenz y Carlos Rívolo, entre otros, sostenían una gran pancarta negra con la leyenda de la convocatoria: "Homenaje a Nisman, Marcha del Silencio". Cerca de ellos, confundidas entre los manifestantes, han desfilado la ex mujer de Nisman, la Juez Sandra Arroyo (de negro); sus hijas Iara, de 15 años, y Kala, de siete, y su madre, Sara Garfunkel.
Ataviados con paraguas, los manifestantes (400.000, según datos de la policía metropolitana), han roto el silencio en algunos momentos de la movilización al grito de "Argentina, Argentina" y "justicia, justicia", y han entonado el himno nacional. La marcha ha partido de la plaza del Congreso a las seis de la tarde y ha recorrió sin incidentes y con una gran protección policial la céntrica Avenida de Mayo hasta la sede de la Unidad Fiscal AMIA, donde trabajaba Nisman, en la plaza de Mayo, a pocos metros de la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino. La marcha ha contado con réplicas en otras ciudades de Argentina y el exterior.
"Quiero un país mejor para mis nietos, un país sin violencia en el que se pueda vivir sin que pasen cosas como la de Nisman", se ha lamentado Marcela, una jubilada de 70 años, mientras los primeros truenos anunciaban la tormenta. "No vine por los jueces ni por los fiscales, vine porque quiero más justicia, quiero una democracia libre", ha explicado Ernesto, un hombre de unos 40 años envuelto en una bandera argentina.
Aunque los organizadores de la marcha y la familia de Nisman quisieron desvincularse de todo reclamo político en la marcha, la participación de los principales líderes de la oposición ha politizado la convocatoria. Mauricio Macri y Sergio Massa, ambos precandidatos presidenciales, han querido pasar desapercibidos después de haber anunciado a bombo y platillo previamente su asistencia. Tanto Macri como Massa han salido beneficiados de cara a los comicios de octubre por la erosión del Gobierno a raíz del caso Nisman.
La ex mujer del Fiscal ya había advertido ayer, cuando confirmó su participación en la marcha, que se desvinculaba de todos aquellos que habían querido sumar al homenaje sus propias reivindicaciones políticas: "Hacemos saber que participaremos de la marcha respetando el original propósito con el que fue concebida, esto es: rendir, silenciosamente, un homenaje en su memoria (de Nisman)".
Los Fiscales convocantes, que no ocultan públicamente su rechazo al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, también han querido desmarcarse en esta ocasión de las declaraciones políticas. "Demostremos que podemos hacer un homenaje multitudinario en paz y en silencio", ha escrito el Fiscal Sáenz, en su cuenta de la red social Twitter, antes del inicio de la manifestación.
La "marcha del silencio" no sólo ha marcado las diferencias entre el oficialismo y sus opositores. También ha dividido al propio poder judicial. Varios fiscales, como los integrantes de la asociación Justicia Legítima, próxima al kirchnerismo, se desmarcaron de la iniciativa al considerarla una herramienta política destinada a socavar la imagen del Gobierno.
No es la primera vez que el kirchnerismo asiste a una demostración de fuerza en su contra de este calibre. Hace siete años, por estas mismas fechas, la poderosa Sociedad Rural, que también se ha sumado hoy a la marcha, puso a Fernández de Kirchner contra las cuerdas en una histórica concentración en la capital. Y en noviembre de 2012, decenas de miles de ciudadanos expresaron en las calles su descontento ante las políticas del Gobierno. Pero en esta ocasión, el grito mudo en la Avenida de Mayo y en otras ciudades del país ha sido mucho más hondo: un reclamo al Estado para que no haya más muertos políticos en democracia y para que se aclaren las circunstancias que rodearon la muerte del Fiscal.
Nisman apareció muerto con un disparo en la cabeza en su apartamento de Buenos Aires el pasado 18 de enero. Cuatro días antes había denunciado a la presidenta por "encubrir" a cinco imputados iraníes en el caso del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos en 1994.
El kirchnerismo ha tratado de contrarrestar la repercusión de la marcha horas antes, con un acto público de Kirchner organizado en Zárate, en la provincia de Buenos Aires, en el que la mandataria no se ha referido a la movilización. "Este Gobierno no permite que nadie le marque la cancha", se ha limitado a decir como única alusión indirecta al caso Nisman.
Kirchner y sus ministros fueron de alguna manera promotores del éxito de la "marcha del silencio". Los comentarios desdeñosos de la mandataria la semana pasada ("a ellos les dejamos el silencio, nosotros nos quedamos con la alegría", declaró ante sus simpatizantes en la Casa Rosada) alimentaron el fuego de una convocatoria que tal vez no se habría realizado si el Gobierno hubiera afrontado la crisis con otras armas dialécticas. Pero desde la Casa Rosada no hubo nunca ni pésames ni condolencias hacia la familia del Fiscal.
                

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