Países ricos y pobres por igual deben aumentar su inversión en la atención de la salud mental, en particular durante crisis económicas cuando las tasas de depresión y suicidio tienden a aumentar, dijo la Organización Mundial de la Salud.
Una de cada 10 personas en el mundo sufre de un desorden de salud mental, pero sólo 1% de la fuerza laboral global trata estas enfermedades, dijo la agencia de la ONU. “Los recursos destinados a salud mental, tanto financieros como humanos, continúan extremadamente bajos en todo el mundo”, dijo el doctor Shekhar Saxena, director del Departamento de la OMS de Salud Mental y Abuso de Sustancias.
En países azotados por la guerra o desastres naturales, las demandas por atención de la salud mental aumentan pero el presupuesto disminuye, afirmó. “En general, los países que enfrentan serios retos socioeconómicos tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental dentro de sus comunidades”, dijo Saxena. “Las tasas de depresión y suicidio realmente aumentan significativamente en los países que sufren una recesión económica. Esta es una pérdida de vidas valiosísima que un país debería proteger manteniendo el cuidado de la salud mental de estas personas durante esos tiempos de estrés”, agregó.
También existe una gran desigualdad en la atención de la salud mental. Casi la mitad de la población mundial vive en países donde hay menos de un psiquiatra cada 100.000 personas, mientras que en países de altos ingresos la tasa es de uno cada 2.000, según el Atlas de Salud Mental 2014 de la OMS. “Muchos países ricos destinan suficientes recursos, pero la utilización de esos recursos no es óptima. Se están haciendo demasiados esfuerzos por personas que son pacientes hospitalizados en psiquiátricos y otros bajo tutela y muy pocos esfuerzos en la atención comunitaria”, afirmó Saxena.
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