Hay ladrones y ladrones. Algunos tienen códigos, otros son violentos, hay incluso algunos que resultan hasta simpáticos por sus torpezas. Pero éstos, que se robaron las colaboraciones que los pacientes dejan en la alcancía de ALCEC, carecen de todo escrúpulo y consideración.
El lamentable episodio –no tanto por las pérdidas económicas sino por lo que implica en términos humanos- ocurrió el pasado domingo entre las 6 y las 6:30, cuando personas desconocidas forzaron la ventana corrediza de la sede de ALCEC, en Tucumán y Esquiú en Villaguay.
Los malhechores ingresaron a uno de los consultorios y se apoderaron de una alcancía, donde los pacientes que reciben las atenciones gratuitas de la institución, dejan como colaboración las monedas y billetes que pueden. Porque hay que recordar que ALCEC centraliza sus servicios en aquellas personas que no pueden costarse los tratamientos y que, además, carecen de obra social. Es decir, los más pobres.
Precisamente los billetes que –seguramente con esfuerzo- habían dejado esos villaguayenses pobres y enfermos, fueron los que se robaron el domingo.
ALCEC costea los tratamientos médicos, las drogas y los diversos estudios que requieren los pacientes hospitalarios. Y lo hace con los dineros que recauda a través de eventos y cuotas societarias. Es decir, con el esfuerzo solidario de mucha gente. Esa solidaridad fue la que violentaron el domingo.
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