Es el ArSat–1, que costó US$ 270 millones y proveerá servicios de telefonía, Internet y TV. Lo pondrán en órbita desde Guayana Francesa
La tensión de la cuenta regresiva. La explosión del cohete de lanzamiento. Los abrazos en la sala de monitoreo. Todas esas imágenes, históricamente asociadas a la rutina espacial de otros países, tendrán hoy por primera vez la bandera argentina. A las 18, el satélite ArSat–1 será lanzado al espacio desde el centro espacial de Guyana Francesa, en la ciudad de Kourou. Es el primer satélite argentino y el primero de telecomunicaciones en América Latina, y servirá para dar servicios de televisión, telefonía, transmisión de datos e Internet en Argentina y algunos países limítrofes El lanzamiento será televisado en vivo y la orden de lanzamiento será dada por la ingeniera argentina Ana Caumo (ver La ingeniera...), jefa del proyecto de construcción en INVAP, la empresa estatal con sede en Bariloche que desarrolló el satélite. El proyecto comenzó en 2007 y demandó una inversión de US$ 270 millones. Argentina será el octavo país del mundo en dominar este tipo de tecnología, detrás de EE.UU., Rusia, China, Japón, Israel, India y la Unión Europea (varios países trabajaron en conjunto).
El ArSat–1 compartirá el viaje en el cohete Ariane con otro satélite llamado Intelsat, que proveerá señal para la empresa de televisión digital DirecTV. Media hora después del lanzamiento, el cohete Ariane 5 dejará al satélite a 300 kilómetros sobre el nivel del mar y desde ese momento empezarán las maniobras del equipo argentino para llevar el ArSat–1 hasta la posición 71,8 grados de longitud oeste, una posición que le permite cubrir todo el territorio nacional y también Chile, Uruguay y Paraguay.
“Luego del lanzamiento tenemos unos diez días de órbita de transferencia hasta llegar a la órbita geoestacionaria”, explicó José Aurelio, jefe de Operaciones Satelitales de la Estación Terrena Benavídez, desde donde se dirigirá el satélite. La tensión no estará sólo al momento del lanzamiento, porque hay un tiempo límite para realizar las maniobras. “Hay una ventana entre las 18 y las 19 para poner al ArSat–1 en el espacio”, dijo Aurelio. También hay otra variable que podría complicar el lanzamiento: las condiciones climáticas deben ser perfectas, sin lluvia ni tormentas.
Durante esas primeras horas, los técnicos argentinos harán una serie de maniobras y cálculos para lograr que el satélite se mantenga en su posición y a 36 mil kilómetros de altura de manera constante. Una vez en su posición, habrá entre 10 y 20 días de calibración hasta que esté funcionando.
El presidente de ArSat, Matías Bianchi, explicó que este desarrollo tecnológico permitirá “beneficios concretos”, como llegar a escuelas rurales u otros sitios a los que no se puede acceder a través de fibra óptica. Hasta ahora, Argentina gastaba anualmente “unos US$ 25 millones en alquiler de capacidad satelital”, dijo Bianchi. Otro de los motivos por los cuales se decidió lanzar un satélite está relacionado con el hecho de mantener la posición satelital que tenía argentina (la 81 y luego también la 72). Esas posiciones se pierden si no son usadas después de un tiempo y el ArSat–1 viene a llenar ese lugar.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) destacó el desarrollo de la industria espacial argentina. El organismo gubernamental publicó en su página web una carta de felicitaciones de su subsecretario general, Houlin Zhao, en la que se afirma que Argentina “se establece como un ejemplo para los países en desarrollo en todo el mundo”.
La puesta en orbita representa el primer paso de un plan integral que prevé en 2016 lanzar un segundo satélite y proyectar un tercero para los próximo cinco años.
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