martes, 24 de octubre de 2017

Dan de baja el Progresar a unos 1.267 estudiantes

El programa nacional que asistía a los alumnos para poder alcanzar el estudio universitario fue quitado en muchos casos. Denuncian “expulsión” educativa.

El Plan Progresar, programa nacional impulsado en 2014 por la Presidencia de la Nación e instrumentado con Anses para que jóvenes desempleados, contratados informalmente o con salarios por debajo del mínimo vital y móvil pudieran completar su formación merced a una ayuda económica del Estado, fue suspendido y dejó en nuestra ciudad, y en el resto del país, a cientos de estudiantes sin ese único ingreso económico para poder costear su formación universitaria.

Los índices
En esta línea desde LA CALLE dialogamos con Mariano González encargado de Bienestar Estudiantil de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, quien explicó cómo se viven estos recortes presupuestarios en las universidades públicas. En la comunicación el referente habló de números y estadísticas y comentó: “para junio del 2016 había 2307 estudiantes que cobraban el Plan Nacional Progresar, y para marzo del 2017, fueron 1583 los estudiantes que lo recibían, es decir que se contabilizó un 35% menos en la cantidad de beneficiarios.
Desde julio del 2016 hasta marzo del 2017 se dieron de baja 724 estudiantes del Progresar y para junio del 2017 quedaron 1040 beneficiarios, es decir un 20% menos; dándose de baja un total de 1267 hasta junio del 2017. Si vamos a los resultados de estos números, más del 50% de los estudiantes en un año los han dado de baja del Programa Progresar”.
“Desde nuestra área tratamos de ayudar a los jóvenes a tramitar las becas, ayudas económicas y el Progresar es una de esas ayudas que tratamos de gestionar para que puedan cobrarlo sabiendo que es una entrada mensual que les permite a ellos costear sus estudios. A aquellos chicos que viajan, por ejemplo, los colabora en el traslado, o para el propio traslado en la ciudad a quienes viven alejados. También para la compra de fotocopias, y materiales, o para el pago de un alquiler y los servicios o la comida. El Progresar significa para los estudiantes una ayuda importante y hay que entender estas 1267 bajas en un año como otra de las medidas nacionales, que no contemplan que los chicos de escasos recursos puedan estudiar” remarcó González.

Golpe a los que menos tienen
Paralelamente el representante de Bienestar Estudiantil hizo referencia a la realidad en la Uader y subrayó: “otro dato muy importante es que el 80% de los estudiantes de nuestra facultad son primera generación en su familia que accede a un estudio superior, universitario en este caso; así que la medida ajusta y lo hace siempre con los que menos tienen”.
“Lo que nosotros vemos acá, y lo comparamos siempre con la cantidad de inscriptos que tenemos año tras año es que el nivel de inscriptos se ha mantenido en el último tiempo y esto es así porque aquellos chicos que anteriormente se iban a estudiar a otras provincias, y los padres tenían la posibilidad de poder sostenerle un estudio por ejemplo en Santa Fe o en Buenos Aires, hoy en día tienen que elegir una carrera en Concepción del Uruguay y quedarse a vivir acá”, ilustró.

La expulsión del sistema
“En cuanto a la mal llamada deserción universitaria, nosotros preferimos llamarla expulsión porque es justamente el sistema que muchas veces expulsa a los chicos, no es que desertan. Justamente son estos recortes en becas, presupuestos y aumento en herramientas de trabajo, transporte y servicios, los que llevan a que los chicos terminen dejando de estudiar”, opinó.
González manifestó que desde el área que lidera se encuentran trabajando articuladamente con los jóvenes del centro de estudiantes generando por ejemplo, becas de fotocopias; “hay más de 100 chicos que tienen para sacar más de $100 en fotocopias todos los meses. También gestionamos boletos de colectivo urbano a $5, les venden por semana 5 boletos a $25. Y de esa forma tratamos de ayudar a que los jóvenes no dejen la universidad”, comentó y añadió: “se hizo también una feria del dossier usado para aquellos chicos que dejaron de utilizar cierta bibliografía y lo puedan vender a un costo mucho más bajo para los estudiantes que vienen ingresando a las carreras. Esto no tendría porqué ser así, el Estado se tendría que ocupar de la universidad pública y los chicos tienen que tener, no sólo la oportunidad de sacar las fotocopias sino también de acceder a libros y bibliografía. Antes veíamos que esto no sucedía, los estudiantes compraban su material, viajaban a la feria del libro, entre otras acciones que marcan una diferencia de tiempos y de presencia estatal”.
“Tratamos siempre de tener en cuenta a aquel pibe que labura, tiene familiares a cargo y estudia, porque justamente la universidad pública está hecha para eso. Si nosotros entendemos que la educación es una herramienta de transformación social, tenemos que entender que la universidad pública tiene que estar para esas personas que justamente lo necesitan y la Uader los números que ha arrojado hablan de esas personas que antes no tenían acceso a un estudio universitario, hoy lo puedan hacer”, concluyó el encargado de Bienestar estudiantil de la Uader sobre la realidad del sector.

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