domingo, 7 de julio de 2013

EDUCACION


Silvina Maureen Buyutti es la primera maestra “trans” de Entre Ríos que logró titularizar su cargo por concurso docente con su nueva identidad de género. El 1º de julio asumió como docente integradora en Villa Aranguren. Su historia.
El certificado de adjudicación del nuevo puesto lo recibió de manos de la presidenta del Jurado de Concursos del Consejo General de Educación, Liliana Dasso. Antes de ser docente, trabajó en una verdulería, en un taller mecánico, en una explotación apícola y también fue panadera.
A los 18 años, empezó a cursar la secundaria y a los 25, obtuvo el título de docente. En 2005, accedió a un puesto como maestra orientadora en el sur de la provincia de Entre Ríos.
Silvina Maureen Buyutti, ya es la primera maestra “trans” de Entre Ríos que logró titularizar su cargo por concurso docente con su nueva identidad de género.
El 1º de julio asumió su puesto de maestra integradora en la Escuela 17 de Agosto, ubicada en Villa Aranguren, a 100 kilómtreos de la capital provincial.
Sin embargo, Buyutti ya lleva años en la profesión de docente. En 2005, empezó a trabajar en el sur de la provincia, en la localidad de Villa Paranacito. Ese cargo lo consiguió titularizar por concurso en 2010, aunque en ese entonces con su identidad anterior. En su DNI no decía Silvina Maureen Buyutti, y en el andamiaje de la burocracia del Consejo General de Educación era un maestro y no una maestra.
A principios de junio, consiguió que en sus recibos de sueldo, en su credencial de puntaje y en su legajo personal, figure su nueva identidad. Pero para eso, recorrió un camino largo en su ciudad, Nogoyá.
“Siempre miro para adelante”, dice Buyutti. Empezó a trabajar a los 8 años de edad, cargando cajones de verdura y limpiando el local de una verdulería: “juntaba todo lo que no se podía vender, y lo llevaba a casa para alimentar los cerdos del pequeño corral de la familia.
Cuando en la verdulería ya no hubo trabajo, debió buscar otra labor. Así, halló trabajo en un taller mecánico, luego puso los brazos y la espalda en una explotación apícola, cuidó niños ajenos y fue panadera.
“Hacía de todo. No tenía vergüenza por el trabajo que me tocaba. Pero sentía que me discriminaban por mi condición, aunque nunca te lo decía directamente. A lo sumo, te decían que no había mas trabajo, y te dejaban en la calle”, cuenta la docente.
En la casa, eran siete hermanos, y nunca sintió la soltura de la vida cómoda. Así que cuando un trabajo se terminaba, procuraba encontrar otro. “Pero llegó el momento en que me cansé de poner el lomo, y de que me corrieran de todos lados”, afirma Buyutti.
Una chica que vivía en el cuerpo de un chico, no la tendría fácil en el mundo laboral, así que eligió el camino que le pareció menos hostil para procurar un ingreso más o menos fijo y, más o menos formal, más o menos amigable con su condición sexual.
A los 18 años, se anotó para cursar la escuela secundaria de noche, y cuatro años después, obtuvo el título. Al año siguiente, empezó la carrera docente, y a los 25 años de edad, ya tenía la carrera aprobada. Pero pasaron tres años hasta que consiguió un cargo que le permitió vivir como docente. Mientras tanto, fue panadera en la panadería de unos primos.
Al ser consultada acerca de la pérdida de el trabajo por su condición sexual y de que si tal proceso le causó sufrimiento, Buyutti responde con la convicción inclaudicable de avanzar. “Nunca lo vi como un sufrimiento. Digo que fue parte del folclore, pero he pasado de todo”, subrayó Buyutti.
En 2005, accedió al primer cargo docente que le permite un ingreso razonable, y dejó atrás los empleos precarios. Llegó al sureño departamento entrerriano de Islas como maestra integradora y para trabajar en dos escuelas, pero en forma alternada: una semana en un establecimiento educativo, y otra semana en otro. Era una semana casi sin señal para celular, sin televisión, sin internet y sin agua potable.
Eran 360 kilómetros de ida y 360 de vuelta. Iba a Victoria y de Victoria a Villa Paranacito, donde pasaba la noche en un departamento prestado y al día siguiente, a las 7, partía la lancha rumbo a una escuela. Estaba una semana con los alumnos de la Escuela Juan Bautista Alberdi de Arroyo Negro y otra semana, con los chicos de la Escuela Fray Mocho de Santos Grande, en la zona de las islas entrerrianas. Esa rutina cansadora terminó en el mes de junio.
“Por eso busqué titularizar en un lugar más cercano. El trabajo es lindo, pero me cansé de viajar, pagar de mi bolsillo la comida, el agua, los viajes, y pedir prestado lugares para pasar la noche. Pero siempre he tomado lo bueno de todas las experiencias, y miro para adelante. Es la única forma, si no, te quedas en el tiempo”, cuenta Silvina Maureen Buyutti.
En 2012, la primera docente trans que titularizó por concurso. Fue al Registro Civil de la ciudad de Nogoyá, y ejerció el derecho que le concede la Ley de Género, y pidió que se modificaran sus datos registrales: nombre y sexo.
Su próximo paso será poder acceder a la cirugía de reasignación de sexo, aunque sabe que no es tarea sencilla: a pesar de que es un derecho consagrado por ley, son apenas tres los hospitales públicos que realizan la operación, dos en Capital Federal y otro en La Plata.
Sin embargo, espera más temprano que tarde, dejar atrás las explicaciones y el contar de su identidad. Es que ya no quiere estar en la situación de responder nada que tenga que ver con su elección. “Es porque soy de las primeras. Las que vengan después no van a tener que llamar la atención. Para ellas, va a ser lo más común del mundo”, afirmó Buyutti.
Liliana Dasso, presidenta del Jurado de Concursos del Consejo General de Educación, fue la funcionaria encargada de entregarle el certificado de adjudicación del cargo a Silvina Buyutti. Dice que en ese acto, poblado de docentes, Buyutti “fue la más aplaudida”, y que todo eso, “marca un cambio”.
“Esto marca un cambio impulsado por leyes que hoy rigen, pero también esto marca un cambio cultural, donde ya se pone fin a la discriminación, con una sociedad que va absorbiendo estos cambios sin ningún tipo de problemas”, afirma Dasso.
La presidenta del Jurado de Concursos del CGE asegura que cuando la docente se presentó en el concurso “fue lo más normal del mundo, como debe ser”, resaltó la funcionaria.
El nuevo cargo al que accedió, se dio en el marco de los concursos de titularización por pase, traslado y ascenso para los niveles inicial y de primaria en las escuelas de Entre Ríos. (El Once)

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