Será en la Plaza de Mayo contra las medidas económicas del Gobierno. Además, llamarán a un Confederal en septiembre para decidir si hacen una huelga.
En medio de una interna gremial que no llegó a mayores, el Consejo Directivo de la CGT analizó por primera vez, luego de las PASO, la decisión de protestar en Plaza de Mayo contra el Gobierno y decidió ratificar la marcha fijada para el próximo martes. Además, decidieron convocar a un Comité Central Confederal, para mediados de septiembre, para definir si van al paro contra la política laboral de Cambiemos.
Para el Ministerio de Trabajo, que intentó desarticular la marcha, "la postura está basada en un diagnóstico equivocado" a la par que consideró que los discursos están contaminados de "intenciones electoralistas".
"Se ha ratificado lo resuelto en el Plenario nacional de Ferro (realizado el 28 de julio), para convocar a una movilización de protesta el próximo 22 a Plaza de Mayo, con la agenda que es de público conocimiento", señaló en rueda de prensa Juan Carlos Schmid, acompañado de los otros dos jefes cegetistas, Carlos Acuña y Héctor Daer, después de una reunión de la conducción cegetista realizada ayer en la sede de Azopardo 802. El moyanista indicó que la protesta se llevará a cabo "a partir de las 15, para que termine antes de las 17", además de aclarar que la iniciativa contará con "oradores" de la Central. Ese día no llamarán a un paro, sino que esa facultad la depositaron en el Confederal.
Costó llegar a la fumata blanca: las divisiones estaban planteadas entre los que no querían movilizarse, es decir el sector de "Los Gordos" -que incluye a los grandes gremios de servicios como Alimentación (Rodolfo Daer), Sanidad (Héctor Daer) y Comercio (Armando Cavalieri)- y los que a contramano, lo promovían. El ala dura abarca a los moyanistas, como Juan Carlos Schmid y Pablo Moyano, y otros gremios del transporte.
Lo cierto es que un tercer sector, el de "Los Independientes", que suele jugar de aliado a "Los Gordos", realizó un camino de ablande del lunes a la noche hasta ayer al mediodía. Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingieri (Aguas) fueron determinantes para salvar los trapos ante una posible ruptura: privilegiaron "el no quiebre" y lo "votado en el Plenario de Ferro porque no podíamos volver atrás de una decisión tomada".
Aunque ya se había tejido el camino hacia la armonía, sí hubo lugar para un reproche de Daer a Pablo Moyano porque el camionero había resuelto convocar a las delegaciones regionales del interior para el día de hoy, "una competencia que no le corresponde". La movida habría sido para captar voluntades de cara a la marcha en caso de que el Concejo Directivo resolviera no encarar la movilización del 22.
Ahora la CGT corre contrarreloj para el armado: de hecho, la Secretaría Gremial, a cargo de Pablo Moyano, se reunirá hoy paraavanzar con el esquema de seguridad. Un tema que no es menor con el antecedente del 7 de marzo cuando facciones K le coparon el acto al grito de "poné la fecha (del paro) la puta que te parió" y los dirigentes bajaron del escenario abucheados y corriendo. Daer respondió discreto cuando ayer le preguntaron por aquel fatídico suceso: "Esta vez seguramente no va a haber disturbios porque se van a poner los dispositivos necesarios".
Después del 22, quedará para la próxima reunión de Concejo Directivo, a realizarse los primeros días de septiembre, fijar la fecha de la convocatoria del Confederal, aunque ya anticiparon que será llamado para "alrededor del 20 de septiembre". Ese día se analizará la convocatoria o no a un paro. Por ahora nadie quiere poner una ficha de cómo están las voluntades dentro de la CGT, ya sea por sí o por no.
Entre las definiciones políticas que dieron los dirigentes en la rueda de prensa se destaca la de Acuña: "Por más espaldarazo que tenga el Gobierno (luego de las Primarias) sino hay respuesta para los trabajadores y las Pymes todo eso cae en saco roto". Schmid apuntó: "Después de las 6 de la tarde sigue mandando el dinero y los problemas de la agenda social nuestra no se resuelven en tiempos electorales. Los ciudadanos no tienen que valer solo a la hora del voto, tienen que valer después. Los problemas después de octubre van a seguir existiendo". Otra definición política corrió por cuenta de Daer: "No cabe duda que el 65% es un voto opositor a las distintas políticas de ajuste".
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