lunes, 2 de enero de 2017

La economía social consolida un polo de desarrollo textil en la provincia entre ellas "Manos Talenses" de Rosario del Tala

La provincia a través de diversos programas que lleva adelante a través del Ministerio de Desarrollo Social, impulsa el un polo de desarrollo textil. En Entre Ríos funcionan 15 talleres textiles, muchos de los cuales han creado sus marcas propias y son proveedores de empresas, el Estado y público en general.

Además, un acuerdo entre el Estado entrerriano y la UTN - Regional Paraná permite que los emprendedores reciban asesoramiento en relación a la seguridad laboral y al incremento de la producción. 

La puesta en marcha de este esquema productivo, tiene su origen cuando el gobierno provincial, mediante la cartera de desarrollo, decide canalizar el programa Cobijar a través de grupos de emprendedoras (que luego se consolidaron en talleres y cooperativas). Con esta política, los talleres confeccionan, aproximadamente, unas 30 mil frazadas al año que luego son adquiridas por el Estado para distribuirse entre los sectores vulnerables, que sufren dificultades para atravesar las bajas temperaturas invernales. Este fue el puntapié inicial para que diversos emprendedores de la economía social se organicen en un emprendimiento de estas características. 

En este sentido, la ministra de Desarrollo Social, Laura Stratta manifestó que “para nosotros es fundamental acompañar desde el Estado el crecimiento de las cooperativas y grupos asociativos, porque generan puestos de trabajo, además de una producción de calidad. Tenemos la decisión política en la provincia de fortalecer a la economía social y en ese camino es que estamos avanzando, acompañando la labor de manos entrerrianas que construyen trabajo digno”. 

Los distintos trabajos que se llevan adelante en el Programa Cobijar, no sólo incluyen la confección de frazadas, sino también las capacitaciones para el trabajo en grupo y en pos a la constitución de cooperativas, el acompañamiento en las ventas y en la búsqueda de espacios de comercialización, la participación de encuentros con otras experiencias del rubro y de la economía social en general, entre otros. 

El objetivo de este esquema de trabajo es potenciar, mediante el poder de compra del Estado, el desarrollo local y una cadena de valor inclusiva. Con el paso del tiempo, los proyectos productivos se fueron consolidando y expandiendo, tal es así que a la fecha funcionan 15 textiles en la provincia, que ocupan de manera directa a 90 emprendedores de la economía social, en su mayoría mujeres. La mayoría de estos talleres han desarrollado su propia marca y no sólo continúan proveyendo al Estado de las cobijas sino que también son proveedores de empresas y público en general. Las textiles, según el caso, se han especializado en diversos rubros, tales como la confección de indumentaria escolar, ropa de trabajo, blanquería, ropa para niños y niñas e indumentaria deportiva, entre otros. Por el crecimiento del sector y su diversificación productiva, puede claramente vislumbrarse la consolidación de un polo de desarrollo textil en la provincia. 

Uno de los ejemplos más claros es el de “La textil de Chajarí”, ubicada en esa localidad del departamento Federación, que este año lanzó "Kayguá", su marca propia con la cual confecciona ropa de trabajo, y que, a su vez, realiza trabajos de indumentaria en general y blanquería por encargue para terceros. Carolina Banazzola, integrante de la cooperativa destacó la ayuda de parte del Ministerio para poder salir adelante, a la vez que explicó la clase de trabajo que realiza actualmente, donde por sobre todo se prioriza confeccionar productos de calidad: “Trabajamos con los colegios y en ropa de trabajo; en este sentido las líneas de financiación del Ministerio nos ayudan mucho. Este año fue el que mejor nos organizamos. Lo que nosotras nos proponemos con nuestros productos es poder ofrecer algo de calidad a un precio accesible, para de esta forma ir captando los clientes. Nos hacen pedidos los talleres mecánicos, la gente de campo, de las escuelas. Ahora entregamos un pedido a una obra social de Concordia de 50 chaquetas. Nuestra prioridad es confeccionar productos de calidad a un precio accesible. Ahora estamos esperando para empezar indumentaria para el colegio; los padres ya están pidiendo los uniformes”, relató. 

De igual manera, Carina Cristiani miembro de la cooperativa “Orillando Sueños”, de la localidad de Ibicuy, resaltó la importancia de contar con el acompañamiento del gobierno provincial en todo momento. Asimismo, contó que la textil acaba de lanzar su propia marca, "Irembei", que se dedica a la realización de ropa para niños y niñas. En este sentido, expresó: “Vamos bien, de a poco, con esfuerzo y sacrificio; para nosotros es muy importante el hecho de que contamos con el apoyo del Ministerio en todo lo que necesitamos. Con la marca propia recién estamos comenzando, pero tenemos expectativas de poder seguir creciendo, de a poco y con esfuerzo”. 

Otras cooperativas que han desarrollado sus propias marcas son la cooperativa "Confecciones Eigenfeld" ("Alfarero"); "la Textil de Nogoyá" ("Terruño"); "Las Gurisas" de Bovril ("Huaina"); "Manos Talenses" de Rosario del Tala ("Celtina"); "Hilvanando Sueños" de Diamante ("Piedralunar"); el taller textil de Villa del Rosario ("Clamentina"); el taller de Concordia ("Osadía"); y el taller de Villa Domínguez ("Clavel del Aire") 

Con el fin de continuar manteniendo el impulso que promueve el desarrollo y el fortalecimiento del sector, el gobierno cuenta con una línea de prefinanciación para que cooperativas y grupos de gestión asociados puedan adquirir insumos y materias primas, que les permitan cumplir con pedidos de trabajo previamente acordados evitando así que, por falta de recursos monetarios para acceder a capital de trabajo, se generen pérdidas de ventas. 
En esta línea, la presidenta de la cooperativa Hilvanando Sueños de Diamante, Mercedes Brochero, destacó el crecimiento y expansión de este emprendimiento en el último tiempo gracias a la implementación de esta clase de políticas de desarrollo. Al respecto, explicó que “trabajamos, por intermedio del Ministerio, para varias reparticiones provinciales haciendo ropa de trabajo, además de frazadas. Vamos por un buen camino y, aunque es arduo, seguimos adelante. Entendimos que lo principal es tener confianza en nosotras mismas”. Luego afirmó: “Uno tiene que saber que se puede lograr lo que se quiere con sacrificio, porque nada es sin esfuerzo, pero se puede”. 

Pero lo cierto, es que a la fecha, la producción se encamina para dar el salto cualitativo desde lo artesanal a lo industrial. Para ello, cuentan con el apoyo de la UTN-Regional Paraná, luego del financiamiento logrado en 2015 a través del programa de vinculación tecnológica de la Secretaría de Políticas Universitarias, que tiene como propósito fortalecer la actividad de los trabajadores textiles asociados a través de la dinamización del entorno productivo, a la vez que introduce innovaciones que permitan a los cooperativistas dar un salto cualitativo y cuantitativo de su producción. 

En este sentido, el ingeniero Daniel Pérez, miembro del equipo técnico conformado para llevar adelante el trabajo, explicó que la iniciativa prevé que los profesionales brinden asesoramiento a cooperativas de distintos puntos de la provincia. En la misma línea, el profesional manifestó que han estado trabajando según lo convenido y que planean presentar un informe por escrito de los avances obtenidos. “Tenemos proyectado volver a reunirnos en los próximos días con todo el equipo para exponer las actividades que se han ido realizando, según la cooperativa con la que cada uno había acordado intervenir. Estamos pasando los avances en limpio en todo lo que concierne a seguridad, higiene y ordenamiento de los talleres. Así que seguimos avanzando; vamos a estar presentando un informe en los próximos días de los progresos obtenidos”, expresó. 

De esta forma, con la puesta en funcionamiento de estas políticas sociales se propicia el desarrollo y a la empleabilidad local, a través del fortalecimiento de emprendimientos que permiten generar un proceso de construcción con beneficios para sus integrantes, sus familias y la comunidad en la que se encuentran.

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