Lo dijo el vicario del obispado de San Martín. Fue antes de que se conociera la acusación de dos alumnas de un colegio en Caseros.
Las dos víctimas que denunciaron al sacerdote Carlos José por abuso sexual no se conocían entre sí pero habían ido al mismo colegio de la parroquia San José Obrero de Caseros y desde los 10 años su vida se había convertido en un infierno. Después de la repercusión que tuvo la publicación del informe en el programa Bella Tarde de TN se supo que el acusado renunció a ser cura unos 15 días antes de que se difundiera la noticia.
“Nosotros no tenemos ya jurisdicción sobre él”, afirmó esta mañana en Todo Noticias Eduardo González, vicario del obispado de San Martín, quien además se mostró a favor de que se denuncien este tipo de casos. “Todo abuso probado es un pecado y además, es un delito”, sostuvo en ese sentido.
“Hay que hacer público todo lo que haga a la defensa de los menores”, dijo y manifestó que la denuncia penal es lo único que permite no sólo a la víctima acusar sino que también “permite al victimario hacer su defensa”.
A pocas horas de que se publicara el informe periodístico, el vicario ya había intentado una explicación confusa sobre la actitud de la Iglesia frente a lo que pasó: dijo que se enteró de las denuncias a través de Facebook y WhatsApp, pero porque ya había hablado con las chicas, según ellas.
La denuncia fue presentada el 6 de abril pasado en la UFI 14 de San Martín y fue caratulada de “abuso simple y gravemente ultrajante” y el exsacerdote podría recibir hasta ocho años de prisión.
Mailin Gobbo fue la primera que denunció al cura. Durante su adolescencia sufría enormemente, se quiso quitar la vida y estuvo en tratamiento psicógico durante años hasta que pudo contar que de niña era abusada por el confesor de la familia que seguía yendo a su casa. Un día decidió contarlo todo y su familia la apoyó. En una visita del cura, la mamá de Mailin le dijo: “Sos un degenerado”. Primero negó todo y después confesó.
Las dos víctimas que denunciaron al sacerdote Carlos José por abuso sexual no se conocían entre sí pero habían ido al mismo colegio de la parroquia San José Obrero de Caseros y desde los 10 años su vida se había convertido en un infierno. Después de la repercusión que tuvo la publicación del informe en el programa Bella Tarde de TN se supo que el acusado renunció a ser cura unos 15 días antes de que se difundiera la noticia.
“Nosotros no tenemos ya jurisdicción sobre él”, afirmó esta mañana en Todo Noticias Eduardo González, vicario del obispado de San Martín, quien además se mostró a favor de que se denuncien este tipo de casos. “Todo abuso probado es un pecado y además, es un delito”, sostuvo en ese sentido.
“Hay que hacer público todo lo que haga a la defensa de los menores”, dijo y manifestó que la denuncia penal es lo único que permite no sólo a la víctima acusar sino que también “permite al victimario hacer su defensa”.
A pocas horas de que se publicara el informe periodístico, el vicario ya había intentado una explicación confusa sobre la actitud de la Iglesia frente a lo que pasó: dijo que se enteró de las denuncias a través de Facebook y WhatsApp, pero porque ya había hablado con las chicas, según ellas.
La denuncia fue presentada el 6 de abril pasado en la UFI 14 de San Martín y fue caratulada de “abuso simple y gravemente ultrajante” y el exsacerdote podría recibir hasta ocho años de prisión.
Mailin Gobbo fue la primera que denunció al cura. Durante su adolescencia sufría enormemente, se quiso quitar la vida y estuvo en tratamiento psicógico durante años hasta que pudo contar que de niña era abusada por el confesor de la familia que seguía yendo a su casa. Un día decidió contarlo todo y su familia la apoyó. En una visita del cura, la mamá de Mailin le dijo: “Sos un degenerado”. Primero negó todo y después confesó.
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